Mi Historia

La excelencia artesanal en piel y cuero

Desde 1987, cuando tenía apenas 15 años, el cuero y la piel se convirtieron en mi mundo. Mi historia comienza en el modesto pero sabio taller de un viejo guardicionero, un verdadero maestro de la tradición. Durante ocho intensos años de aprendizaje, no solo descubrí las técnicas clásicas del oficio, sino que absorbí cada matiz, cada secreto y cada detalle que hacen de este trabajo un arte en vías de extinción. Allí entendí que no bastaba con saber coser o cortar: había que conocer la historia, respetar los materiales y amar el proceso.

En aquel taller no solo confeccionábamos piezas de cuero. También reparábamos y manteníamos la maquinaria que hacía posible cada creación: prensas, troqueladoras, remachadoras… herramientas antiguas que exigían tanta dedicación como el propio cuero. Ese equilibrio entre destreza manual y conocimiento técnico me formó como un artesano completo.

Con el paso del tiempo, trabajé en distintos talleres y contextos, donde pude ampliar mis conocimientos y adaptarme a nuevos estilos y necesidades. En 2002, tras años de preparación y con una firme vocación, decidí fundar mi propio negocio, un taller donde pudiera desarrollar mi estilo propio y dar forma a ideas únicas con sello personal. Desde entonces, mi taller y tienda artesanal han ido creciendo al mismo ritmo que mi amor por este oficio noble y duradero.

En 2007 amplié mis instalaciones, creando un espacio más funcional y acogedor, pensado tanto para mejorar los procesos internos como para ofrecer a los clientes un entorno donde puedan conocer de cerca cómo se trabaja la piel de forma artesanal. Cada rincón del taller respira autenticidad y refleja el compromiso con la calidad.

A lo largo de los años, ese esfuerzo ha sido reconocido formalmente: en 2003 obtuve el Carné de Artesano, y en 2018 me fue concedido el título de Maestro Artesano, un honor que confirma décadas de dedicación, pero que nunca sustituirá al verdadero premio:

«El mayor reconocimiento es, sin duda, la satisfacción de cada cliente que ve hecha realidad la pieza que imaginaba.»

Hoy, más que nunca, sigo creyendo en el valor de lo hecho a mano, en el respeto al material, en la personalización auténtica y en el diálogo cercano con quien busca algo único. Cada encargo es una historia. Cada pieza, una extensión de quien la lleva.

Reconocimientos y colaboraciones

A lo largo de mi carrera, he tenido el privilegio de colaborar con diseñadores como María de los Ángeles Martínez Oyarzabal, Alberto Gorgojo, Estudio Ricardo de la Torre y Estudio Miguel Muñoz.

Mis piezas han sido expuestas en eventos como Casadecor, Farcama y la Pasarela Cibeles con María Furia en el año 2012. Recibí el Premio Nacional de Innovación y Artesanía del 2010 por mi obra «Para Arquería Deportiva (PAD)», un reconocimiento a la creatividad y la excelencia en este oficio.

 
Premio Nacional de Innovación y Artesanía 2010
Por la obra «Para Arquería Deportiva (PAD)»
"Un reconocimiento a la creatividad y la excelencia en este oficio."

Más allá de lo convencional

La artesanía también puede ser provocadora, irreverente, sorprendente. A lo largo de mi trayectoria he recibido numerosos encargos personalizados, pero pocos tan singulares como el que me planteó el diseñador Alberto Gorgojo:

«¿Serías capaz de hacer algo extravagante en cuero?»

No tardé ni un segundo en responder: ese tipo de retos son, precisamente, los que más me inspiran. Porque si algo define mi trabajo es la capacidad de salir de lo previsible, de explorar nuevas formas, y de convertir el cuero en un material expresivo, más allá de su función práctica.

Así nació «Ibérico Lamp», una lámpara de autor que recrea, a escala real, la forma de un jamón ibérico de pata negra. Suspendida de una cuerda de carnicero tradicional, la pieza no solo imita con precisión la silueta del jamón curado, sino que incorpora detalles realizados con cuero de vaca y de cabra, cuidadosamente seleccionados para jugar con los contrastes entre texturas, tonos y grados de opacidad.

No se trataba de una simple carcasa ornamental, sino de una verdadera escultura funcional: una lámpara capaz de proyectar luz y, al mismo tiempo, generar una experiencia visual que desafía lo convencional. La combinación entre lo rústico del cuero y lo conceptual del diseño genera un efecto que capta la atención en cualquier entorno, desde espacios gastronómicos de autor hasta galerías de arte contemporáneo.

«Ibérico Lamp» es mucho más que un objeto decorativo; es una declaración de intenciones. Es una pieza que demuestra cómo la artesanía puede dialogar con el arte y el diseño más vanguardista, sin renunciar a la técnica, la tradición y el respeto por el material.

La obra ha sido expuesta en distintas salas de arte y muestras de diseño, consolidándose como un ejemplo de cómo la piel puede ser un vehículo creativo sin límites. Para mí, fue también una oportunidad de mostrar que el cuero, bien trabajado, puede asumir cualquier forma, cualquier concepto, y seguir transmitiendo el alma del trabajo manual.